Valencia, 5ª de la Feria de Julio. Esto es el toreo.

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Ficha del festejo:
5ª de la Feria de Julio. Dos tercios de entrada. Toros de Victoriano del Río desiguales de presentación. 1º, 3º y 6º los mejores. El resto descastados.

Enrique Ponce: saludos tras aviso y petición, saludos tras aviso y oreja.
Morante de la Puebla: pitos, silencio y oreja.
Cuadrillas: José Manuel Montoliú saludó tras banderillear al tercero. El picador Cristóbal Cruz fue ovacionado en el sexto.
Incidencias: Ponce pasó a la enfermería para revisarse la rodilla izquierda tras la muerte del tercero.

Esto es el toreo. Amistad y competencia, diversidad de estilos, pitos y aplausos, pifias y aciertos, faenas memorables y simples detalles, toreo a caballo, pique en quites, como el que protagonizaron los toreros en el quinto de la tarde, por chicuelinas, por honor y por vergüenza torera. La media verónica de remate de Morante fue de ensueño, aunque en el cómputo general de la tarde en variedad capotera ganó Ponce: verónicas, delantales, chicuelinas... y vistosos remates: medias de manos bajas, revoleras, largas cordobesas...

De todo ello hubo en el mano a mano Ponce - Morante. No hubo puerta grande, eso no, pero hubo emoción, que a la postre es lo que cuenta en el toreo; calidad por encima de cantidad.

No pareció sobrado de fuerzas en los primeros tercios el ejemplar que abrió plaza, sin embargo llegó a la muleta con ganas de embestir y de repetir. Le ligó Ponce las dos primeras tandas sin enmienda, sintiéndose, aunque en ambas perdió las manos cuando el valenciano intentó bajarle más la mano. En la tercera serie hubo dos redondos que parecieron eternos y un cambio de mano que erizó la piel. Lo intentó entonces al natural, pero por ese pitón el toro no tenía la misma clase. Así que volvió a los derechazos para retomar la faena en el mismo punto de intensidad donde lo había dejado. Entró a matar y la estocada cayó ligeramente desprendida. El toro le persiguió hasta las tablas poniendo al de Chiva en verdaderos apuros. Saltó el torero al callejón y salió cojeando de la pierna izquierda visiblemente. La petición pareció mayoritaria, aunque el presidente no lo estimó así.

Si el toreo puede ser caricia y dulzura eso fue exactamente lo que hizo Ponce en el tercero. Cada tanda fue un bombón de chocolate repleto de temple y plasticidad. El inicio de faena, saliéndose desde tablas caminándole al toro, no pudo tener más torería. Los pases fueron brotando cada vez más largos, más sentidos, enroscándose cada embestida a la cintura, sobre todo en redondo. Los naturales no pudieron resultar tan ligados, pero tuvieron particular gracia, citando muy cruzado y presentando la tela sobre el albero por el pitón derecho para cambiarle el viaje en el momento en el que el animal se arrancaba. Los circulares completos semiflexionado pusieron la plaza literalmente en pie, y luego... luego pinchó dos veces antes de acertar con la estocada, y perdió lo que iba para premio gordo.

Lo el quinto fue otra lección magistral de temple y ligazón. Embistió mucho el de Victoriano, aunque sin la clase y la profundidad de los hermanos que había lidiado antes Ponce, que estuvo muy por encima de las condiciones del astado, entre otras cosas gracias a su temple sublime. Esta vez mató de estocada y se llevó la oreja.


El primero de Morante, un astado fuera de tipo y sin remate, entró a la franela del sevillano frenándose y recortando el viaje. Ni que decir tiene que el torero echó enseguida por la calle de en medio y se deshizo de él.

Al cuarto le dedicó algo más de tiempo. Tenía el de Victoriano las fuerzas más que justas, y el de la Puebla intentó que todo el mundo lo viera, auque sin demasiada convicción.

El que cerraba festejo derribó por dos veces al picador, la primera tras espectacular pelea, la segunda tras torear magníficamente a caballo Cristóbal Cruz. Le gustó el toro a Morante, que le endiñó un quite por tapatías marca de la casa presagio de sus intenciones con la muleta. Se sintió el de La Puebla. Fueron las suyas tandas más de apuntes que rotundas, con varios derechazos eternos de verdad, exigiendo mucho al astado por abajo, tanto que incluso llegó a quedarse a medio viaje varias veces, quedándose en las zapatillas y descolocando al torero. No importó, porque el sevillano continuó toreando con la misma entrega, roto tras cada embestida. Mató de estocada y a sus manos fue a parar la oreja del empate técnico.

Firmado: Carlos Bueno.

Valencia, 4ª de la Feria de Julio. Fandiño puede con todo.

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Ficha del festejo:
4ª de la Feria de Julio. Un cuarto de entrada. Tres toros de Alcurrucén (1º, 3º lidiado como sobrero y 6º), uno de Fuente Ymbro (5º), y dos de Adolfo Martín (2º y 4º), en general deslucidos. El 5º fue el más manejable.

Iván Fandiño: saludos, saludos, silencio, silencio, oreja y oreja.
Incidencias: Llovió intermitentemente durante la lidia del 4º y 5º.

Valencia (España). Estaba todo a la contra, pero Fandiño supo voltear la situación. Se sobrepuso a la condición de los toros, venció a la climatología y con la tarde cuesta abajo, aún fue capaz de sacar fuerza para levantarla en los dos últimos toros y poner de su parte a un público que acogió la apuesta con cierto escepticismo pero se acabó entregando al esfuerzo de un torero grande.

Iván Fandiño realizó lo mejor al quinto y sexto del festejo. El quinto, de Fuente Ymbro, bajo y hondo, tuvo nobleza pero le faltó raza para desarrollar lo que apuntó en el primer tercio, donde Iván le dio fiesta a la verónica y en un quite por chicuelinas. Se vino a menos tras el estoico inicio por alto, pero el torero, centrado y convencido, le fue alargando cada muletazo hasta dar consistencia la obra que remató de una buena estocada, cortando una oreja

Escampó en el sexto, tras llover en el cuarto y salió un tío de Alcurrucén, hondo, estrecho de sienes, tocadito de pitones, que manseó de manera ostensible en los primeros tercios, escupiéndose del peto, pero se sujetó en la muleta del vizcaíno, y aunque hubo de llegarle mucho y exponerle, por el pitón derecho acometió con fuerza y dio importancia a la labor del torero, que cerró su tarde con una faena grande, que le hubiera valido el doble trofeo de no mediar un pinchazo antes de la estocada definitiva en la que se llevó también una voltereta.

El primero de Alcurrucén, serio y cornidelantero, resultó noble pero le costó pasar a partir del tercer muletazo de cada tanda. Seria labor de Fandiño que prolongó el viaje del animal por los dos pitones, aguantó titubeos con firmeza y lo tumbó de una gran estocada. Abrió la cara el Adolfo que hizo segundo, toro que se movió sin terminar nunca de pasar y reponiendo tras el embroque. Fandiño se hundió en la arena y con mucho aplomo fue metiendolo en cintura por el izquierdo en otra labor sólida hasta que al rematar una serie el animal lo prendió por la pierna y en derrote en el pecho le partió en dos el chaleco. Volvió el torero a la cara, finalizó la faena en tono alto y saludó tras media estocada y descabello.

Al tercero de Fuente Ymbro lo saludó con una larga en el tercio y luego lo cuajó a la verónica pero durante el tercio de varas el animal se partió un pitón y regresó a los corrales. El sobrero de Alcurrucén sólo tuvo presencia, pues resultó deslucido y sin entrega, nunca se prestó y Fandiño vio silenciada su labor. Comenzó a llover a la salida del cuarto, un Adolfo complejo, que humilló pero nunca rompió para adelante, se movió pero siempre se quedó en el embroque. Fandiño hizo un esfuerzo, se peleó con él y lo despachó con solvencia.

Valencia, 3ª de la feria de julio. Toreros mediáticos, espectáculo mediocre.

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Ficha del festejo:
3ª de la Feria de Julio. Media entrada. Toros de Núñez del Cuvillo, bien presentados y deslucidos en general. El mejor fue el 2º. Bravucón el 6º.

"Paquirri": silencio en ambos.
El Fandi: oreja y silencio.
Sebastián Castella: silencio y oreja tras aviso.
Cuadrillas: saludaron tras banderillear al tercero Fco. Javier Ambel y Vicente Herrera.

No hubo la gente que se esperaba para ver la actuación de los llamados toreros mediáticos y la que fue, que no llegó a llenar ni media plaza, se encontró con que lo mejor lo hizo un diestro que no entraba en el reparto, un Sebastián Castella valentísimo y que, con el peor y más complicado lote de una corrida de Núñez del Cuvillo noblota en sus otro cuatro ejemplares, hizo, de lejos, lo mejor de la tarde.

Castella, se llevó ya la primera ovación de la tarde al quitar por saltilleras en el primer toro de El Fandi, provocando una competencia en quites con el granadino.
Su primero manseó en los primeros tercios y llegó violento y brusco a la muleta, sin dejar al diestro francés sino estar tan valiente como embarullado. Volvió a estar entregado con el bravucón sexto, que sembró el desconcierto entre su cuadrilla, derribando espectacularmente al picador en su primer viaje al peto y a punto de desmonatrlo otra vez en el segundo envite. Quien más quien menos no esperaba otra cosa que una faena de aliño para pasaportar a este encastado y difícil ejemplar, pero a base de exposición y valor acabó sometiéndole y arrancándole una merecidísima oreja.

Otra oreja, esta de signo bien distinto, le concedieron a El Fandi, que no se salió del guión previsto: tiró de repertorio con la capa, llevó a cabo su habitual derroche de facultades físicas con banderillas y cumplió un trasteo muleteril tan voluntarioso como falto de interés ante un toro noblón pero sin emoción. Similar planteamiento puso en práctica con el quinto, que tras el palizón que se llevó en el segundo tercio, al tercer muletazo se echó y se puso ya muy a la defensiva, dando motivos El Fandi para abreviar.

Rivera Ordóñez “Paquirri” muleteó sin ton ni son al jabonero que abrió plaza, un animal sin fuerza al que se le dio duro en el caballo y que, para mas inri, le castigó bastante en el inicio de una faena que no tuvo fuste ni contenido alguno. También dejó masacrar en varas al cuarto, con el que dio un sainete al empeñarse en banderillear antes de dejar otra labor sin orden ni concierto.

Paco Delgado

Valencia 2ª de la Feria de Julio. Roman corta la única oreja de la tarde.

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No fue la novillada que todos esperábamos y deseábamos la que lidió Fuente Ymbro en esta ocasión en Valencia. Faltó clase en general o faltó picante como alternativa "B". Es cierto que tercero y cuarto fueron los de más posibilidades, y que el segundo sacó complicaciones que ponían a prueba el valor de cualquiera, pero la sensación que quedó tras echar el cerrojo al festejo fue que el resultado no alcanzó las cotas de la expectación levantadas.

Ficha del festejo:
2ª de la Feria de Julio. Un cuarto de entrada. Novillos de Fuente Ymbro bien presentados pero deslucidos en general. Mejores tercero y cuarto, y complicado el segundo.

Fernando Adrián: silencio y silencio tras aviso.

Román: oreja y saludos.
Gonzalo Caballero: vuelta tras petición y aviso, y silencio.
Incidencias: saludaron tras banderillear al quinto Raúl Martí y El Sirio.

Valencia (Esp.) El valenciano Román revalidó el triunfo de las pasadas fallas obteniendo el único trofeo de la tarde, pese a no tener colaboración por parte de sus dos novillos. Con su primero, al que le cortó la oreja, llevó a cabo una actuación muy firme y valerosa demostrando además un muy buen concepto del toreo. Los mejores momentos de su actuación los consiguió al torear con la mano izquierda. Sufrió dos aparatosas volteretas, lo que hizo que su labor terminara llegando con mas fuerza al tendido.

Con el parado quinto volvió a pisar terrenos comprometidos pero el novillo terminó muy parado imposibilitando el lucimiento.


También tuvo opción de cortar oreja Gonzalo Caballero ante el tercero. Caballero llevó a cabo una buena labor, con muletazos de trazo templado y largo sobre ambos pitones. Se tiró a matar con todo y el toro le encunó, sin consecuencias. Tuvo que recurrir al descabello, y eso enfrió la petición. Sólo pudo mostrar sus ganas con el que cerró plaza, un novillo que se rajó.



El que abrió plaza se negó a embestir desde que Fernando Adrián lo recibió con tres faroles de rodillas, defecto que acrecentó en el intento de faena de muleta, lo que imposibilitó cualquier posibilidad de éxito.

Tampoco su labor ante el segundo de su lote acabó de tomar vuelo, en parte por la falta de convicción del madrileño y en parte porque el animal no embistió con la suavidad que él esperaba.

Fotografía: Paco Ferrís

Jorge Expósito, primer triunfador de la Feria de Julio.

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Jorge Expósito, con una oreja en cada novillo, ha sido el primer torero que ha abierto la puerta grande de la plaza de toros de Valencia en el festejo que ha alzado el telón de la Feria de Julio.

Ficha del festejo:

1ª de la Feria de Julio. Un tercio de entrada. Erales de El Parralejo, bien presentados y manejables. 1º,4º y 6º fueron los mejores. Aplaudidos en el arrastre.

Pedro Jesús Marín (de la Escuela de Albacete): silencio tras aviso en ambos.

Jorge Expósito (de la Escuela de Valencia): oreja y oreja.
Aitor Darío "El Gallo" (de la Escuela de Valencia): saludos tras aviso y silencio tras aviso.

Valencia (Esp.).- Dio comienzo la Feria de Julio de Valencia con una novillada sin caballos en la que Pedro Jesús Marín derrochó voluntad y buenas intenciones en sus dos actuaciones, ambas de largo metraje y un tanto mecánicas y predecibles. Al que abría festejo intentó llevarlo siempre muy tapado y largo, pero le faltó acertar a bajarle más la muleta. Su segundo, al que había recibido a portagayola, le desarmó en varias ocasiones, lo que acabó desluciendo su quehacer.

Jorge Expósito exhibió un notable salto cualitativo en su toreo. Muy firme y seguro consiguió enganchar muy adelante a sus antagonistas para templar sus embestidas en pases largos, sentidos y con la mano baja. Fueron las suyas dos faenas serias y sobrias sin renunciar a ciertos pasajes con pellizco, como varias trincherillas que firmó ante el primero de su lote, al que, además, mató de soberano volapié.

Aitor Darío fue todo entrega y empeño desde que se hizo presente, pero sus faenas sufrieron demasiados altibajos, alternándose pasajes de indudable gusto con otros en los que hubo demasiados enganchones. Aún así consiguió llevar a cabo fases interesantes que indican que hay que darle tiempo y confianza.

Fotografía: Paco Ferrís

El Cid se luce al natural con los victorinos pero deja escapar los trofeos.

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Valencia (España), 12 may (EFE).- Manuel Jesús "El Cid" ofreció hoy en Valencia (este del país) una buena muestra del nivel de comunión que por instantes llega a alcanzar con el ganado de Victorino Martín, al que movió con elegancia al natural, aunque finalmente dejó escapar los trofeos al fallar con el acero.

Ficha técnica

Toros de Victorino Martín desiguales de presencia aunque de variado e interesante juego, desde el buen quinto a la alimaña que cerró plaza pasando por los manejables segundo y cuarto.

Juan Bautista: Pinchazo y media estocada (silencio); pinchazo hondo y descabello (silencio).
El Cid: Estocada corta y vuelta al ruedo tras petición; estocada y varios descabellos (ovación tras dos avisos).
Alberto Aguilar: Estocada trasera y dos descabellos (ovación); varios pinchazos y descabellos (silencio).

Valencia ( Agencia EFE ). Media entrada en una tarde agradable. Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento del ganadero Salvador García Cebada y la Diputación de Valencia le entregó una placa a Joaquín Mompó por sus muchos años de dedicación a la Escuela Taurina de Valencia.

Las encastadas reses de Victorino ofrecieron espectáculo

Como siempre que aparece su nombre en los carteles, el ganado de Victorino Martín fue protagonista hoy en Valencia con un lote atractivo que sin embargo solo El Cid fue capaz de digerir.

Especialmente bonito y encastado fue el primero del lote del diestro sevillano, un animal que se movió con viveza y que transmitió emoción. Su lidia empezó fulgurante con dos aplaudidos quites, por chicuelinas el de Alberto Aguilar y a la verónica la réplica del diestro de Salteras (Sevilla) (sur de España).

La faena de muleta se fundamentó sobre el pitón izquierdo, el mejor de un animal que se desplazó, aunque sin humillar, y que apenas dejó espacio para la comodidad por el derecho.

El toreo de El Cid al natural recordó sus mejores etapas con los santacoloma, pero no anduvo bien con el estoque y finalmente no se le concedió una oreja pese a las peticiones.

Similar historia se vivió con el quinto, quizá el más feo de hechuras, más alto y despegado del suelo que sus hermanos, pero que embistió mucho y bien.

El sevillano, que brindó su faena al casi centenario fotógrafo Francisco Cano "Canito", planteó de nuevo una faena cimentada en su mano izquierda que alcanzó profundidad en cuanto se pudo olvidar de las incómodas miradas de su adversario.

Buena labor, en definitiva, la de El Cid, que sin embargo malogró de nuevo los posibles trofeos con el mal uso del descabello.

Juan Bautista anduvo frío con el que abrió plaza, un ejemplar que humilló con clase en los primeros compases pero que pronto se quedó sin fuelle en la muleta. Tampoco aportó demasiado el francés, salvo una serie de naturales con el toro ya venido a menos.

El feo y paletón cuarto resultó sin embargo manejable, pero Bautista no acertó a ligar ninguna tanda.

Alberto Aguilar plantó cara con firmeza a un peligroso tercero que no dejaba de buscarle las zapatillas. Puso valor y lo toreó como si fuese bueno en una faena de mérito y exposición con ambas manos, pero la faena se vino a menos y necesitó dos descabellos.

El segundo de su lote fue claramente una alimaña, un "regalo" de los que también suelen aparecer en los lotes de la divisa extremeña, con el que Aguilar quizá pecó de incauto al llevarlo a los medios porque la faena resultó imposible.

Firmado: EFE
Fotografía: Paco Ferrís

Valencia (11ª de fallas): Final de feria con El Cid a hombros por la puerta grande.

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Ficha del festejo:
Lunes 19 de marzo. Plaza de Toros de Valencia. 11º festejo de la Feria de Fallas 2012. Corrida de toros. Tres cuartos de entrada. Tarde soleada con viento. Se han lidiado dos toros de San Mateo (1º y 6º), tres de Carmen Lorenzo (2º, 4º y 5º) y uno de San Pelayo (3º) serio y hondos en líneas generales, bien presentados. A los seis les faltó raza y emoción. 1º resultó noble pero manso y deslucido. 2º tuvo calidad, nobleza y buen ritmo. 3º tuvo calidad y fijeza también, pero fue a menos. 4º y 5º con calidad y nobleza aunque justos de raza y fuerza. 6º fue el más deslucido.

Enrique Ponce, silencio y oreja tras aviso.
Manuel Jesús “El Cid”, oreja y oreja.
Daniel Luque, silencio tras aviso y silencio.

Se desmonteró en el segundo “El Boni” y en el quinto también hizo lo propio Alcalareño.

Valencia (Esp.).- Manuel Jesús “El Cid” ha sido el último nombre propio que queda inscrito en la historia de esta feria de Fallas del año 2012 después de salir a hombros por la puerta grande en el final del ciclo josefino. Hoy, día del patrón en Valencia y día grande de las fallas, cuando faltan a penas unas horas para que los monumentos de los artistas sean pasto del fuego purificador, el diestro de Salteras ha sido el triunfador en un festejo donde los toros de “El Capea” no han dado el juego esperado. El valenciano Enrique Ponce además, tampoco hoy ha tenido la suerte de cara a pesar de cortar un trofeo en el cuarto que le ha medio-reconciliado consigo mismo y el más joven, Daniel Luque suficiente hizo con mostrarse como se mostró con un lote deslucido: suficiente, valiente, entregado y con ganas de alcanzar un triunfo que fue imposible.

Volvió a puntuar en una plaza que comienza a ser talismán para el diestro sevillano, Manuel Jesús “El Cid” y volvió también a sortear el mejor lote del encierro de Capea en sus tres hierros. Con el segundo de la tarde, “El Cid”, lo lanceó a la verónica con temple y suavidad en un recibo donde el toro ya se mostró con buenas condiciones: calidad, fijeza y recorrido principalmente. Quitó el torero a la verónica y de nuevo lo hizo con temple, con calidad y con gusto mostrando el buen animal que había sorteado. Un astado bien hecho que mejoró con la lidia en sus embestidas yendo a más y mejor. Repetidor y codicioso, además de franco, propició el lucimiento de Rafael Perea “El Boni” en banderillas llegando al último tercio con unas virtudes que lo convirtieron en el mejor de toda la corrida. Faena la de “El Cid” muy auténtica, medida en metraje y llena de sentimiento, sobre todo al natural. Citando de frente en la media distancia, el toro acudió a las telas con prontitud y calidad, posibilitando tandas al natural llenas de gusto, suavidad y temple. Muy centrado Manuel Jesús durante todo el trasteo, le ando con torería y delicadeza y le fue cuajando una bella faena que fue calando en el público. Elegante en la interpretación del toreo, el de Capea embistió siempre humillado y con mucha bondad lo que permitió estirarse al diestro de Salteras para firmar una faena de altos vuelos apreciada por el público. Muy torero durante toda su actuación, a gusto y sintiéndose, “El Cid” cuajó sobre la diestra pases dibujados con temple, suavidad y con gusto, para acabar con un toreo de cercanías cuando el astado ya estaba venido a menos por la exigencia de la lidia. Agotó las embestidas del toro al máximo y completó una buena faena. La estocada le posibilitó el corte del primer trofeo.

Con el quinto, salió a rematar la tarde y salir a hombros de Valencia. El toro también tuvo nobleza, calidad y recorrido, si bien anduvo más justo de emoción. Es más, la emoción la puso el torero que peleó hasta el final por lograr el objetivo deseado. No pudo lucirse a la verónica en el recibo capotero aunque en banderillas el toro cambió a mejor y alegre en los embroques propició que alcalareño se luciese y se desmonterase tras parearlo. Brindis “El Cid” al Soro y cuidando a la res para que no se viniese abajo, comenzó cuajando una tanda en redondo de mano baja con calidad y nobleza. El toro desarrolló largura y buenas condiciones y con temple y mucho gusto el diestro le fue cuajando faena. Quizás al de Capea le faltó un punto de transmisión pero no fue impedimento para que, sin aburrirse el torero echase mano de su poderoso toreo al natural y le fuese cuajando fiesta por ese pitón con mucho tiento, mano suave y mucho temple. Le dio tiempo y tempo, así como espacio para que se repusiese. Las últimas tandas al natural llevando atrás a la cadera la embestida de la res fue muy celebrada. Final de trasteo de rodillas y en cercanías con tiempo aun para unas tandas en redondo donde acortó distancias, exprimiendo al máximo la embestida. Posiblemente, resultó más emotiva la primera parte que la segunda, aunque la faena fue completa y el trofeo logrado merecidamente concedido.

A Enrique Ponce no le fueron bien las cosas en el sorteo, aunque su paciencia, ciencia, enorme afición y amor propio del que hizo gala, volvieron a aflorar y propiciar el corte de un trofeo en el cuarto de la tarde. En este de Capea, el valenciano le cuajó una faena completa y rotunda en la que de nuevo dictó una lección de como triunfar incluso cuando el toro no es lo mejor de lo mejor. De salida, el animal, serio y cuajado, metió bien la cara en las telas, aunque como es propio del encaste Murube, saliese abanto y sin fijeza en los primeros minutos de su lidia. Logró lucirse a la verónica Ponce, meciendo la capa con suavidad y gusto, sobre todo por el pitón derecho, y abrochando la serie con una media muy elegante. El toro descubrió fijeza, calidad y recorrido aunque estuviera justo de raza, y metió la cara con temple cuando siguieron ofreciéndole la tela. Se recuperó en banderillas y descubrió un galope desde lejos que nos hizo atisbar la posibilidad de ver faena en las manos de Ponce. Y así fue. También lo vio el sabio de Chiva y comenzó su trasteo con doblones por abajo elegantes y preciosos a la vez que templados. Estaba claro que salió para triunfar planteando faena en los medios. A pesar de las bondades que se le vieron al toro éste tampoco fue del todo claro, pues resultaba incomodo cuando iba metido en la muleta con un derrote final de la suerte que dificultaba el remate de las tandas. Con inteligencia y paciencia, Ponce le fue cuajando trasteo. Largura y calidad del animal. Ponce a gusto y confiado toreando en redondo con calidad, suavidad y maestría. Cuidó al toro y lo metió en la muleta. Lo fue haciendo dándole tiempo y dejándolo descansar. Faena a más, en la media altura pero con temple y gusto. Hubo una tanda en redondo con la mano muy baja. Al natural lo intentó aunque por ahí faltó más emoción. Faena medida en el metraje con final por molinetes y uno en redondo desmayado. Circular y adorno, la estocada le puso en sus manos una justa y trabajada oreja. Con el que abrió plaza no pudo hacer mucho. Aunque metía bien la cara, también es cierto que se defendió con las manos por delante y acabó siendo soso y deslucido. Faena templada a media altura en la que a pesar de todo el diestro se gustó en algunos pasajes. Le faltó emoción y transmisión al toro, quedando el torero por encima de su antagonista. Al natural también le cuajo alguna tanda muy correcta. Faena completa por ambos pitones en la que aprovechó el toro.

Completó el cartel Daniel Luque que no tuvo suerte en el lote de los del Capea. Con el tercero, un toro que metía bien la cara, con calidad por el izquierdo y por el derecho con una embestida más corta, Luque lo cuidó por su falta de fuerzas llegando a cuajar un quite por chicuelinas templadas, con gusto y seriedad. La larga cordobesa que meció con temple y calidad fue un lujo. Se vino arriba el toro en banderilla y aunque le faltó transmisión le medio-sirvió. Toreándolo sin molestarlo en exceso, con suavidad y calidad le cuajó en redondo varias tandas de cierta relevancia. Lo intentó al natural pero no terminó de romper. Final de cercanías, con disposición y seguridad intentando amarrar el triunfo. No pudo ser. Como tampoco lo fue con el cerró festejo y feria. La falta de fuerzas del animal y su justeza de raza y de casta convirtió en una misión imposible obtener lucimiento y triunfo alguno.

Así terminó un festejo en el que todos esperamos un mejor resultado artístico y ver una corrida de toros de Capea, al menos igual que la de las fallas del año 2011, más no pudo ser, como tampoco se dio el lleno. En el día grande de las fallas el público respondió llenando el coso en unos tres cuartos de entrada una hecho que no se debe repetir el año que viene, ni hoy día de San José ni tampoco la víspera, días que por tradición y organización empresarial siempre han sido de lleno con el cartel de “no hay localidades”.

Firmado: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Paco Ferrís

Valencia (10ª de fallas): Puerta grande para Diego Ventura y lesión de Andy Cartagena en la matinal de rejones.

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Ficha del festejo:
Lunes 19 de marzo. Plaza de Toros de Valencia. 10º festejo de la Feria de Fallas 2012. Corrida de rejones. Tres cuartos de entrada. Se han lidiado seis toros de la ganadería de Fermín Bohórquez de muy buen juego en líneas generales.

Andy Cartagena, oreja en el único que pudo matar.

Diego Ventura, ovación, dos orejas y oreja con petición de la segunda.

Joao Moura, ovación y oreja.

Valencia (Agencia EFE).- En el festejo de rejones celebrado en la plaza de Valencia, Andy Cartagena ha sufrido un aparatoso percance cuando su caballo 'Laurel' perdió pie de los cuartos traseros, quedando montura y jinete a merced del toro y lesionándose el de Benidorm el brazo derecho en la caída. Pese a ello, continuó en el ruedo y, tras una vibrante lidia, logró cortar la oreja. Pasó a la enfermería, donde los médicos le desaconsejaron salir a matar el segundo toro y fue trasladado a un centro hospitalario para ser atendido de una posible fisura en el radio de su brazo derecho.

Diego Ventura destacó en banderillas ante el segundo, montando a 'Wellington', con el que templó muy bien a dos pistas. Mantuvo el nivel de su faena con cheque, pero malogró el posible premio con el mal uso del rejón de muerte. Con el cuarto, el jinete hispanoluso cuajó una sensacional actuación. Gran toro de Fermín Bohórquez y soberbia la labor de Ventura ya de salida con 'Buena Víbora', y sobre todo en banderillas montando a 'Pegaso'. Siempre ejecutó las suertes de frente, clavando arriba con pureza y precisión. Tras un gran rejonazo que tuvo una muerte muy efectiva, paseó las dos orejas, acompañado del equino 'Pegaso' y del mayoral de la ganadería. En el que cerró el festejo, Ventura volvió a mostrar su extraordinario momento, y lo más jaleado de su actuación llegó a lomos de 'Ordóñez', con el que ejecutó espectaculares piruetas en la cara del toro. Con el rejón de muerte volvió a estar soberbio. Oreja bien ganada con gran petición de la segunda, que no fue concedida.

Por su parte, el portugués Joao Moura puso en escena una renovada y completa cuadra aunque, templado en el recibo de salida y espectacular en banderilla, también el mal uso de los aceros dejó en una ovación su balance artístico con el equino 'Perera' en el primer turno. En el segundo, en una actuación mucho más efectista que buena, lo mejor llegó con el caballo 'Moura', que hace honor a su estirpe. Mató muy mal pero, pese a ello, el amable público valenciano le pidió la oreja, que fue concedida.



Firmado: Agencia EFE
fotografía: Paco Ferrís

Valencia (9ª de fallas): Puerta grande al valor y la entrega de Fandiño.

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Ficha del festejo:
Domingo 18 de marzo. Plaza de Toros de Valencia. 9º festejo de la Feria de Fallas 2012. Corrida de toros. Tres cuartos de entrada. Tarde soleada. Se han lidiado seis toros de la ganadería de Fuente Ymbro bien presentados aunque desiguales en trapío. 1º deslucido y parado, justo de fuerzas. 2º fue un gran toro con calidad, nobleza y codicia. 3º fue bravucón, con calidad y nobleza pero acabó rajándose. 4º fue manso y deslucido. 5º fue encastado. 6º fue manso y rajado, también deslucido.

Diego Urdiales, vuelta tras aviso y leves palmas.
Iván Fandiño, oreja tras aviso en ambos.
David Mora, saludos tras aviso y silencio.

Valencia (Esp.).- Caída la noche y con una calle de Játiva tomada literalmente por los turistas que agotaban las últimas horas de las fiestas falleras, cruzaba la puerta grande de la plaza de toros valenciana, el diestro bilbaíno Iván Fandiño. Emocionado y pletórico, el matador de toros no podía esconder la alegría que para él suponía salir a hombros de la primera feria importante de la temporada española. Era el justo premio a una actuación en la que su valor, disposición, entrega, firmeza y compromiso, le llevaron por el camino del triunfo ante el mejor lote de la ganadería de Fuente Ymbro. Esa fue la noticia positiva en víspera del día grande de las fallas. La noticia menos positiva fue ver cómo el público no respondió de forma unánime al cartel, llenando en tres cuartos justos la plaza, y la otra noticia más alarmante si cabe, fue la lidia tan desigual de comportamiento del encierro de Ricardo Gallardo.

El jabonero que hizo segundo en el sorteo saltó al ruedo con las fuerzas muy mermadas como alguno más de sus hermanos de camada, y tanto fue así que tras el puyazo reglamentario el presidente resolvió devolverlo a corrales. En su lugar se corrió turno y saltó al ruedo, el toro que iba hacer quinto del festejo. Éste resultó ser, al final, el más encastado y noble de la tarde. Fue un gran toro. Así, sin más. De los que emocionan al verlo embestir y te tensionan en tu localidad por ver que nunca va entregado. Repetidor, codicioso, franco en su arrancada, encastado y con las complicaciones propias de su condición, el toro se arrancaba desde lejos y con prontitud. Ante él, el bilbaíno Fandiño se lució en el quite por chicuelinas muy ceñidas, cuya réplica la encontró en David Mora con un quite por gaoneras interpretadas con valentía y ajuste. En la muleta Fandiño comenzó firme y decidido en el centro del ruedo. Inicio de trasteo con el toreo en redondo sin pensárselo, con emoción y entrega. El toro se creció y el torero, lejos de arrugarse, también hizo lo propio. Fue una faena de poder a poder pues el toro nunca terminó de entregarse también porque el torero en muy pocas ocasiones durante el trasteo le bajo la mano firme dominándolo. Más bien acompañó con emoción, verdad, disposición y entrega la embestida y prueba de ello fue, que cuando le bajó la mano en alguna ocasión contada, la faena adquirió rango mayúsculo de sinfonía torera. El fuenteymbro fue un torrente de bravura, embistiendo como un torbellino a la muleta. A la faena le faltó más sometimiento aunque estuvo preñada de valor, emoción y épica. Por el pitón izquierdo lo intentó al natural, pero por ahí costó más encontrar el lucimiento, por lo que remató su actuación en redondo y un arrimón valiente entre los pitones. Si hubiese bajado tan solo un poco más la mano, estaríamos hablando de una grandiosa faena. Estocada entera y oreja. El toro recibió una ovación cerrada.

Con el quinto de la tarde, primer sobrero reseñado, salió Fandiño a redondear una actuación que se le ponía de cara. Empujó el fuenteymbro con fijeza y poder al caballo y se vino arriba en banderillas. Antes, tanto Fandiño como Mora rivalizaron en quites por gaoneras y chicuelinas. Rivalidad y emoción como prólogo a la faena de Fandiño. Comienzo torero en la raya con los pies firmes. La gente con él, y pendientes de lo que podría ocurrir. El toro fue codicioso, entregado en sus arrancadas y acometidas, lo que propició un vibrante espectáculo. Interesante verlo embestir pues nunca terminaba de entregarse a la muleta. Se rompió el torero bilbaíno en el comienzo de faena toreando en redondo y crujió la plaza con una rotunda tanda en la que imantó la embestida del animal a la tela hasta cuajar un emocionante y bello pasaje. Después, el trasteo bajó en intensidad, pues el torero tuvo dudas ante el animal, sacando pases de uno en uno, disminuyendo así el diapasón emocional de la obra. Lo intentó por el izquierdo y tras cuajar varias tandas al natural con verdad y autenticidad, volvió al toreo en redondo para relanzar la faena hasta su clímax. Las tandas finales sobre la diestra, embraguetado el torero, enroscado el toro y encerrados ambos de raya para adentro, hicieron levantar al público de sus localidades. La obra estaba justamente consumada y completada. La emoción a flor de piel en el espectador. Estocada entera saliendo volteado sin consecuencias y oreja ganada con justeza y mérito, que le abría la puerta grande.

Urdiales y Mora no sortearon dos buenos lotes. Al riojano se le vio paciente y dispuesto en el que abrió plaza. Un toro protestado de salida por su endeblez, al que tuvo que cuidar para que no se viniera abajo. Con estas condiciones buscó lucimiento por ambos pitones, en una faena tan meritoria como deslucida por la condición del astado. Disposición, mérito y entrega fueron las armas del torero que poco más pudo hacer. La estocada entera en la cruz fue lo mejor de esta primera actuación. Con el cuarto tuvo de nuevo que esforzarse para obtener lucimiento donde tampoco lo hubo. Flojo de los cuartos traseros el animal, ante este fuenteymbro estuvo valiente cuajando varias tandas en redondo muy esforzadas y entregadas, que le valieron el reconocimiento del público. De nuevo, su disposición quedó patente en una tarde donde el lote que le cupo en suerte, no fue de lucimiento.

David Mora que completaba el cartel, tuvo peor suerte al sortear los dos toros más mansos y rajados del encierro. Ambos se acularon en tablas, embistieron a la defensiva y obligaron a que el matador intentase cuajar trasteo en esas condiciones. Con semejante situación, Mora solo pudo protagonizar una actuación titánica ante los dos toros, de imposible lucimiento y triunfo. Imposible.

Firmado: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Paco Ferrís

Valencia (8ª de fallas): Solitaria vuelta al ruedo de Castella en una tarde muy deslucida.

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Ficha del festejo:
Sábado 17 de marzo. Plaza de Toros de Valencia. 8º festejo de la Feria de Fallas 2012. Corrida de toros. Lleno. Tarde soleada. Se han lidiado seis toros de la ganadería de Zalduendo desiguales de presentación. Encierro justo de casta y raza, muy deslucido en conjunto que sin ninguna duda dio al traste con el festejo.

Enrique Ponce, silencio tras aviso en ambos.
Sebastián Castella, saludos tras aviso y petición, vuelta tras aviso.
Arturo Saldívar, silencio tras aviso en ambos.

Se desmonteró Ambel Posada tras parear al segundo.

Valencia (Esp.).- Seis avisos seis en tarde de expectación, ilustran a las claras el ritmo que tuvo un festejo que resultó largo, tedioso, aburrido, deslucido y sin a penas interés. Estaba todo listo para vivir una gran tarde de toros: lleno hasta casi el cartel de “no hay billetes”; anunciados Ponce, Castella y Saldívar, y los toros apetecidos por las figuras de la ganadería de Zalduendo. Glamour en los tendidos. Gente guapa y el mundo del toro pendiente de lo que ocurre en las fallas. Pues bien, salió el toro y ¡zas! uno tras otro compusieron un muestrario de reses sin casta, raza, fondo ni interés. Un desastre que dio al traste con las ilusiones de todos y que llegó a exasperar hasta al más paciente.

Entre tanto aburrimiento, el francés Sebastián Castella fue el único que destacó al lograr saludar tras la lidia del segundo y dar una vuelta al ruedo polémica en el quinto. Con el primer de su lote, animal que embestía sin gracia y justo de fuerzas, se lució por chicuelinas el mejicano Saldívar en el quite correspondiente donde también fue volteado sin consecuencias por su impericia. En la muleta, Castella comenzó sentado en el estribo con torería, para sacarlo a la raya con disposición y valentía. Faena completa por ambos pitones, mucho mejor en redondo que al natural, siempre con la muleta a media altura y cuidando al endeble animal que fue adquiriendo enteros a medida que transcurría el trasteo. Le dio tiempo para reponerse, lo mimó, lo cuidó y le hilvanó un trasteo suave y gustoso, aunque lo más celebrado por el público fuese el arrimón que se dio en los últimos compases de la faena, asustando al personal. Fue una actuación seria, firme y de verdad, que por malograrla con la espada no recibió trofeo.

Con el quinto de la tarde, deslucido también como el resto del encierro, el galo estuvo de nuevo decidido, firme y resolutivo. Nos gustó la disposición del torero que no echó por la calle de en medio en tarde tan deslavazada y abrevió. Al contrario, plantó cara a la adversidad y contrariedad de la tarde y se empeñó en levantar el festejo con tesón, firmeza y de nuevo entrega. Faena por ambos pitones esforzada en la que entendió perfectamente la condición del astado. Valiente, firme, sin aburrirse, expuso y cuajó un trasteo importante en el que también logró meter a un público exasperado por el desarrollo de la tarde. Arrimón de nuevo, asustando al miedo y lástima el error con los aceros pues tuvo en su mano el trofeo. Petición mayoritaria no atendida y vuelta con división de opiniones.

El maestro valenciano Enrique Ponce volvió a tener mala suerte con los toros. Manso el primero y deslucido el cuarto, el torero de Chiva tuvo que echar mano de su sabiduría y paciencia para firmar una actuación esforzada y comprometida, acorde a su condición de figura. No fue su tarde aunque quedó patente en el ruedo sus ganas por intentarlo. Dos trasteos muy largos en los que con mucha tranquilidad y tesón, se peleó con los astados hasta lograr el lucimiento. En el que abrió plaza le robó una tanda meritoria en redondo en los últimos compases de la lidia. Temple, tiempo, tempo y afición hicieron el resto para sacar pases donde no los había. Con el cuarto, flojo y sin casta que llegó rebrincado al último tercio, le cuajó un trasteo donde estuvo sobradamente por encima del astado. Lo sobó, lo cuidó, tiró de él con paciencia, y le robó algún derechazo meritorio pero el animal fue tan deslucido que la emoción brilló por su ausencia. Merito sí que tuvo Ponce pero poco más pudo hacer. Imposible poder triunfar así. Gratitud en el público ante la actitud de Ponce esta tarde, aunque lo despidieran con una sonora división de opiniones.

Completó cartel el mejicano Arturo Saldívar que no tuvo la tarde. Todos esperamos con ganas la vuelta de este torero a Valencia, después de verlo triunfar en la reaparición de José Tomás, pero hoy dio un paso atrás en su trayectoria. Impreciso en el manejo de las telas, como consecuencia del cual sufrió varios atropellos y volteretas, no se le terminó de ver muy seguro durante el festejo. Saldívar echó mano del pundonor y el valor en ambos trasteos, pero el toreo no es sólo eso, es también dominio, sometimiento, temple, suavidad, ciencia y de lo comentado poco se dejó ver en su actuación conjunta. Silencio tras aviso en los toros, definen perfectamente el sentir del público y la importancia de sus trasteos.

Firmado: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Paco Ferrís

Valencia (7ª de fallas): Manzanares y Talavante a hombros en la vuelta de Padilla al coso valenciano.

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Ficha del festejo:
Viernes 16 de marzo. Plaza de Toros de Valencia. 7º festejo de la Feria de Fallas 2012. Corrida de toros. Lleno. Tarde soleada con brisa. Se han lidiado tres toros de Domingo Hernández (1º, 2º y 4º), dos toros de Garcigrande (3º y 5º), y dos de Parladé por devolverse el titular 6º tras partirse un pitón, y ser sustituido por otro de este último hierro. Corrida desigualmente presenta con algunos de ellos como 3º y 4º por debajo de lo exigido en plaza de primera. En cuanto al comportamiento: el 1º y 2º tuvieron calidad y nobleza aunque las fuerzas justas. Los corridos en 3º, 4º, y 5º fueron deslucidos, siendo complicado el tercero y los otros dos parados. El 6º tuvo nobleza y calidad además de transmisión y tranco.

Juan José Padilla, oreja tras aviso y saludos.
José María Manzanares, dos orejas y silencio tras viso.
Alejandro Talavante, oreja y oreja.

Valencia (Esp.).- Fue tarde de emociones y de fiesta. De emociones porque reaparecía en plaza de primera, Juan José Padilla. Héroe y leyenda viva del toreo. Ejemplo de supervivencia y superación ante la adversidad más dura que recientemente hemos vivido. Y fue tarde de fiesta porque el público que llenó el coso valenciano, no sólo lo hizo por contemplar el regreso del guerrero, sino que también acudió a la plaza para disfrutar de dos de los máximos exponentes de la temporada pasada: José María Manzanares y Alejandro Talavante. Triunfó el espectáculo y el toreo, pues de todo hubo en esta tarde fallera: arte, épica y fantasía.

El arte profundo y exquisitamente estético, vino de las muñecas del alicantino Manzanares ante el segundo de la tarde. Un toro bonito de hechuras, de Domingo Hernández que fue todo un dechado de bondad. No se empleó en el caballo, donde le castigaron lo suyo, pero se vino arriba en banderillas y llegó a la muleta con una calidad y nobleza extraordinarias. Manzanares no lo vio hasta mitad de faena y prueba de ello fue que tuvo que ir convenciéndose poco a poco en las primeras tandas en redondo que el toro le podía servir. Sobándolo con mesura, midiendo las distancias y las alturas del engaño para no tirar al suelo al animal, fue componiendo una faena de probatura en su primera parte hasta que en un cambio de mano se convenció de la calidad extrema de la res. A partir de ahí, se dio cuenta del bombón que tenía por pitón derecho. Lo probó también al natural pero no fue posible el lucimiento quedando todo por ese pitón en una tanda templada pero sin emoción. De este modo decidió fundamentar la segunda parte del trasteo en el toreo en redondo. Una faena que fue a más desde su mitad, como en las buenas mascletàs. Mano baja. Firme la muleta enganchando al animal desde adelante para llevarlo atrás con mimo y suavidad. Pases preñados de sentimiento y de gustó. Pura estética y desliz del alma. Se creció el matador a cada pase comprobando como era posible obrar el milagro del toreo. Tandas en redondo con estética exquisita, que fue creciendo en plasticidad a medida que la dimensión del matador se agigantaba. Comunión total del público con el alicantino, volcada con su obra y enloquecida. Se rindió de nuevo Valencia, al arte de Manzanares que compuso una intensa y emotiva faena con pasajes exquisitos de toreo. Y como colofón, lo impensable en estos tiempos: una estocada recibiendo a la res en el centro del ruedo. Espectacular la rúbrica de Manzanares explicando al toreo como se mata recibiendo. Muerte espectacular y dos orejas con petición de rabo. Catarsis colectiva en el tendido. Pletórico el matador.

Con el quinto de la tarde Manzanares intentó redondear su actuación, pero resultó una tarea imposible. A sus manos fue a parar un deslucido y parado toro de la ganadería de Garcigrande con el que estuvo sobrado de recursos pero sin opción al lucimiento. Lo intentó por ambos pitones, y después de probarlo todo, optó por rematar la actuación, esta vez malograda por la espada. A pesar de todo, ahí quedó para el recuerdo la obra del segundo y esa magnífica suerte suprema, perfecta en su interpretación y ejecución.

La épica y la fiesta la puso Juan José Padilla con su actuación. Tras saludar agradeciendo la ovación cerrada que le tributó el público de Valencia al finalizar el paseíllo, se pudo ver con el que abrió plaza a un Padilla muy templado, sosegado y profundo. Cualidades todas ellas que ya mostró en Olivenza y que hoy en Valencia, volvió a mostrar. Nos encontramos ante un nuevo Padilla, siempre que los toros sean como el que le cupo en suerte. Uno de Domingo Hernández con calidad, nobleza y recorrido, que colaboró para que el jerezano pudiese desplegar una lidia total. Con el capote se lució y gustó. En banderillas desplegó toda su tauromaquia en pares bien resueltos y ejecutados. Y con la muleta se nos descubrió como un torero templado y sentido. Faena completa por ambos pitones y una estocada entera que le valió una justa oreja. Ante el cuarto, no tuvo posibilidad de triunfo y por ello no pudo lograr la anhelada puerta grande. La res del hierro de Domingo Hernández fue deslucida sin paliativos. Parada y ala defensiva, sin emoción alguna, no fue apta para florituras ni para el toreo. Estocada defectuosa y saludos desde el tercio.

El otro triunfador del festejo acompañando a hombros al alicantino, fue Alejandro Talavante. Puerta grande en tono menor, pero igualmente legítima pues fue concedida por el público soberano. La fantasía de la tarde la puso el extremeño con dos trasteos donde la improvisación, experimentación e interpretación del toreo muy original prevalecieron. Con el tercero de la tarde, Talavante se mostró valiente, firme y resolutivo buscando el triunfo. El toro fue tardo en la embestida aunque cuando arrancaba lo hacia con calidad y la cara por el suelo. En varias ocasiones se lo intentó echar a los lomos, lo que hizo que la faena nunca terminara de tener un hilván por lo que fue irregular en su argumento. Aun así la estocada entera en la cruz hizo el resto y se le concedió una oreja. Con el que cerró plaza, de la ganadería de Parladé cuajó una faena siempre interpretada a media altura. Es cierto que el toro fue de una calidad suprema y además se desplazó lo que propició que el matador estuviera cómodo ante él. No obstante, en este se vio a un Talavante sin una idea clara de faena, pues aunque lo cuajó por ambos pitones, el trasteo no tuvo un hilo conductor claro que le diera coherencia a lo visto. Improvisación en la cara del toro. Experimentación. Sorpresa. Riesgo. Faena fundamentada más sobre la forma que el fondo, muy celebrada por el público. Oreja como premió a la entrega y fantasía y puerta grande.

Firmado: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Paco Ferrís

Valencia (6ª de fallas): Curro Díaz y Tejela cortan un trofeo a un interesante encierro de Alcurrucén.

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Ficha del festejo:
Jueves 15 de marzo. Plaza de Toros de Valencia. 6º festejo de la Feria de Fallas 2012. Corrida de toros. Media de entrada. Tarde soleada con brisa. Se han lidiados seis toros de la ganadería de Alcurrucén bien presentados con cuajo y seriedad. Variados de comportamiento. El 2º resultó encastado, con calidad y nobleza, manteniendo el interés durante toda su lidia. El 3º y el 5º fueron nobles y con clase.

Curro Díaz, silencio y oreja con petición.
Matías Tejela, oreja y saludos.
Alberto Aguilar, silencio y silencio tras aviso.

Se desmonteró José Manuel Montolíu tras parear al primero. También protagonizó una interesante brega al cuarto.

Valencia (Esp.).- Hasta tres toros salieron embistiendo con importancia en este sexto festejo de fallas. Buen resultado ganadero que demuestra el gran momento en el que se encuentra Alcurrucén. Los tres tuvieron clase, nobleza, codicia, poder y las complicaciones propias del toro encastado que exige al matador una lidia y una faena bien desarrollada, poderosa, con temple y arriesgada y valiente para después lucirse cincelando el toreo en redondo y al natural. De los tres toros, un lote completo se lo llevó Matías Tejela. Una auténtica lástima que Tejela no lo aprovechara, pues una oportunidad así no se encuentra todos los días. Hoy era la tarde de cruzar a hombros la puerta grande, pero él solo se la cerró y la conmutó por una esforzada oreja. El otro buen toro le cupo en suerte a Curro Díaz y con él, el linarense, logró cincelar el mejor toreo al natural de la tarde.

Matías Tejela cortó trofeo en el mejor Alcurrucén del encierro, el segundo. Un astado ofensivo, que salió abanto y frío, como es propio en este encaste pero que a la primera ocasión de embestir lo hizo con la cara por abajo, con largura y exquisito temple. Quite de Alberto Aguilar toreando por chicuelinas e inicio de faena de Tejela muy torero, llevando por abajo con suavidad y temple, aunque acelerado. El de Alcurrucén fue un lujo. Así, sin más. Exigente con el matador, siempre embistió con franca calidad cuando Tejela se decidió a bajar la mano y llevarlo cosido a la tela con suavidad. Pero esto sucedió en muy pocas ocasiones. El matador se creció y atacó protagonizando una faena acelerada y si lo repasamos bien, con poco fondo. El toro se creció embistiendo codicioso lo que convirtió el trasteo en una faena de emoción en las tandas en redondo, por la sensación de peligro que transmitió el animal al no ser sometido con temple por Tejela. Posiblemente lo mejor llegó al natural con varios pases de compás y sentimiento en los que Tejela durmió las muñecas y ralentizó su toreo, al unísono con la embestida. Fue de puerta grande pero acabó siendo de una exigua oreja. Un despropósito. Con el quinto, manso de salida, tardo e incomodo en los dos primeros tercios, Tejela cuajó en el último una faena muy ligera, vulgar y desacoplada. Nunca estuvo ni quieto ni confiado ni firme con el de Alcurrucén, al cual cuando se le embebía en la muleta y era conducido con temple y suavidad, respondía con una entrega total. Rompió a bueno el astado, descubriendo un fondo de casta que lo hizo estar por encima de su matador. Faena valiente al mismo tiempo que acelerada, vulgar y sin contenido. Una auténtica lástima, si consideramos que nos encontramos con un torero con nueve años de alternativa.

El otro buen toro de la tarde fue a parar al linarense Curro Díaz en cuarto lugar. Toro abanto de salida y mansito en el caballo que en las telas de Montolíu mientras lo bregaba rompió a más embistiendo por abajo con suavidad y temple. Un comportamiento que creció en la muleta a medida que Díaz se fue creyendo la posibilidad de cuajar una gran faena. No alzó el vuelo deseado y esperado, también es cierto, pero para el recuerdo queda el arte del de Linares que se gustó y gustó al público en las tandas en redondo. Toreo por abajo, suave, con la res cosida a la tela, y presididas de una entrega auténtica que nos hizo soñar con el toreo. Aunque lo mejor vino al natural. Lo mejor de la feria hasta el momento esa tanda de naturales dibujados con delicadeza en los que deslizó la tela y la embestida del de Alcurrucén. Fue extraordinaria. Sin duda, lo más torero de la tarde y de lo que llevamos de feria. La estocada entera en la cruz puso el broche a una actuación en la que volvió a destapar la fragancia andaluza en esencia. Oreja y fuerte petición de la segunda. Antes con el que abrió plaza poco pudo hacer Curro. Se desmonteró José Manuel Montolíu tras parear con torería y exposición y después en el trasteo de muleta su matador lo intentó todo por lograr un triunfo. No puso ser. El toro se quedó corto, parado y agarrado al piso. Resultó imposible lucirse.

Completó cartel el madrileño Alberto Aguilar. No tuvo suerte en el lote y poco pudo hacer con los menos buenos del encierro. Sus dos actuaciones estuvieron presididas por el valor, las ganas, la entrega y el tesón por lograr un triunfo que fue imposible. Con el tercero lo más destacado fue el recibo de rodillas toreando por largas cambiadas. Después lo intentó -sin suerte- por ambos pitones, peleándose con el toro hasta firmar un trasteo muy largo pero sin lucimiento ni fondo. Se la jugó con éste, de igual modo a como se la jugó con el que cerró plaza. Éste último fue más complicado aún, que el anterior. Violento, incierto, con un viaje muy corto, ante él, el torero solo pudo exponerse hasta resultar volteado sin consecuencias. No cortó trofeos Alberto Aguilar pero dejó muy a las claras que vino a puntuar en una plaza que se la da bien. Esta tarde, lamentablemente, la suerte le volvió la espalda.

Firmado: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Paco Ferrís

Valencia (5º de fallas): Vuelta al ruedo de Jiménez Fortes ante los de Valdefresno.

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Ficha del festejo:
Miércoles 14 de marzo de 2012. Plaza de toros de Valencia. 5º festejo de la Feria de Fallas. Corrida de toros. Un tercio de entrada. Tarde soleada con ligera brisa. Se lidiaron seis reses de la ganadería de Valdefresno desiguales de presentación. Deslucidos, mansos y descastados en líneas generales, algunos como el primero justos de fuerza también. El 2º de la tarde fue un buen toro que tuvo clase, nobleza y recorrido.

Thomas Duffau, silencio y silencio tras aviso.
David Silveti, saludos tras aviso y silencio tras aviso.
Jiménez Fortes, vuelta y silencio tras aviso.

El torero valenciano Vicente Ruíz “El Soro” recibió el homenaje de la afición por sus treinta años de alternativa.

Valencia (Esp.).- El matador de toros malagueño Jiménez Fortes logró dar una vuelta al ruedo en la quinta de abono, tras cuajar faena al tercero de la tarde. Un toro de la ganadería de Valdefresno incomodo, incierto en su embestida y sin gracia alguna, que terminó acortando distancias con el matador y cortando también el viaje. Fortes logró firmar un trasteo valiente y autentico en su concepción y ejecución, donde lo más lucido lo logró en el toreo al natural. También impresionó gratamente el valor sin engaño en los últimos instantes de su actuación, donde acortó distancias para torear con inusitado encimismo. Se la jugó, buscando un triunfo que remató con la espada e incomprensiblemente, no recibió trofeo. Vuelta al ruedo de las importantes.

Con el que cerró plaza, Jiménez Fortes volvió a mostrar su valor con otro toro manso, descastado y sin posibilidad de lucimiento. Faena corta de metraje convertida en una pugna entre matador y res, pues ésta siempre quiso resguardarse en tablas, de acuerdo a su condición de manso. Deslucido y rajado el toro de Valdefresno, el matador buscó el triunfo sin posibilidad alguna.

El otro momento destacado de la tarde se produjo con el segundo del festejo. Un toro ofensivo, aleonado, hondo y cuajado al que el mexicano Diego Silveti lo recibió a la verónica con temple y suavidad, meciendo con estilo y clase las telas. Recibió dos puyazos largos con amago de salir suelto de la suerte pero embistió con mucho temple al capote de Silveti en su quite por saltilleras y a la replica de Jiménez Fortes por chicuelinas. Comienzo en el centro del ruedo por estatuarios por parte de Silveti y atropello que a punto estuvo de costarle un percance. Repuesto del trance, el diestro azteca cuajó una faena por ambos pitones en los que siempre interpretó el toreo con mucho empaque, soltura, gustó despaciosidad. Tuvo regusto el trasteo de Silveti aunque con intermitencias a pesar de que el de Valdefresno fue un animal entregado en cada embestida a cual de ellas de más clase. Fue un toro de dulce premiado con una cerrada ovación a su arrastre, mientras su matador recibió una ovación desde el tercio.

Y ahí terminaron los argumentos de la tarde. El resto del encierro resultó deslucido, manso en distintos grados y con complicaciones, imposibilitando lucimiento alguno por parte de sus matadores. El segundo del lote de Silveti, corrido en quinto lugar, fue otro manso carente de emoción y de interés. El diestro mexicano buscó el lucimiento con entrega y firmeza pero el trasteo anduvo en la indefinición e irregularidad con un comienzo esperanzador que se desvaneció inmediatamente. Trasteo a menos, irregular y sin transmisión que terminó en nada. El francés Duffau poco o nada pudo hacer con su lote. Al que abrió plaza, siempre a la defensiva, tardo en sus arrancadas y muy apagado, le cuajó un trasteo tan correcto como frío. Sin duda alguna, lo más destacado fue la gran estocada con la concluyó su actuación. Con el cuarto, otro toro manso y deslucido, buscó lucimiento donde era imposible encontrarlo.

Firmado: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Paco Ferrís