Valencia (6ª de fallas): Curro Díaz y Tejela cortan un trofeo a un interesante encierro de Alcurrucén.

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Ficha del festejo:
Jueves 15 de marzo. Plaza de Toros de Valencia. 6º festejo de la Feria de Fallas 2012. Corrida de toros. Media de entrada. Tarde soleada con brisa. Se han lidiados seis toros de la ganadería de Alcurrucén bien presentados con cuajo y seriedad. Variados de comportamiento. El 2º resultó encastado, con calidad y nobleza, manteniendo el interés durante toda su lidia. El 3º y el 5º fueron nobles y con clase.

Curro Díaz, silencio y oreja con petición.
Matías Tejela, oreja y saludos.
Alberto Aguilar, silencio y silencio tras aviso.

Se desmonteró José Manuel Montolíu tras parear al primero. También protagonizó una interesante brega al cuarto.

Valencia (Esp.).- Hasta tres toros salieron embistiendo con importancia en este sexto festejo de fallas. Buen resultado ganadero que demuestra el gran momento en el que se encuentra Alcurrucén. Los tres tuvieron clase, nobleza, codicia, poder y las complicaciones propias del toro encastado que exige al matador una lidia y una faena bien desarrollada, poderosa, con temple y arriesgada y valiente para después lucirse cincelando el toreo en redondo y al natural. De los tres toros, un lote completo se lo llevó Matías Tejela. Una auténtica lástima que Tejela no lo aprovechara, pues una oportunidad así no se encuentra todos los días. Hoy era la tarde de cruzar a hombros la puerta grande, pero él solo se la cerró y la conmutó por una esforzada oreja. El otro buen toro le cupo en suerte a Curro Díaz y con él, el linarense, logró cincelar el mejor toreo al natural de la tarde.

Matías Tejela cortó trofeo en el mejor Alcurrucén del encierro, el segundo. Un astado ofensivo, que salió abanto y frío, como es propio en este encaste pero que a la primera ocasión de embestir lo hizo con la cara por abajo, con largura y exquisito temple. Quite de Alberto Aguilar toreando por chicuelinas e inicio de faena de Tejela muy torero, llevando por abajo con suavidad y temple, aunque acelerado. El de Alcurrucén fue un lujo. Así, sin más. Exigente con el matador, siempre embistió con franca calidad cuando Tejela se decidió a bajar la mano y llevarlo cosido a la tela con suavidad. Pero esto sucedió en muy pocas ocasiones. El matador se creció y atacó protagonizando una faena acelerada y si lo repasamos bien, con poco fondo. El toro se creció embistiendo codicioso lo que convirtió el trasteo en una faena de emoción en las tandas en redondo, por la sensación de peligro que transmitió el animal al no ser sometido con temple por Tejela. Posiblemente lo mejor llegó al natural con varios pases de compás y sentimiento en los que Tejela durmió las muñecas y ralentizó su toreo, al unísono con la embestida. Fue de puerta grande pero acabó siendo de una exigua oreja. Un despropósito. Con el quinto, manso de salida, tardo e incomodo en los dos primeros tercios, Tejela cuajó en el último una faena muy ligera, vulgar y desacoplada. Nunca estuvo ni quieto ni confiado ni firme con el de Alcurrucén, al cual cuando se le embebía en la muleta y era conducido con temple y suavidad, respondía con una entrega total. Rompió a bueno el astado, descubriendo un fondo de casta que lo hizo estar por encima de su matador. Faena valiente al mismo tiempo que acelerada, vulgar y sin contenido. Una auténtica lástima, si consideramos que nos encontramos con un torero con nueve años de alternativa.

El otro buen toro de la tarde fue a parar al linarense Curro Díaz en cuarto lugar. Toro abanto de salida y mansito en el caballo que en las telas de Montolíu mientras lo bregaba rompió a más embistiendo por abajo con suavidad y temple. Un comportamiento que creció en la muleta a medida que Díaz se fue creyendo la posibilidad de cuajar una gran faena. No alzó el vuelo deseado y esperado, también es cierto, pero para el recuerdo queda el arte del de Linares que se gustó y gustó al público en las tandas en redondo. Toreo por abajo, suave, con la res cosida a la tela, y presididas de una entrega auténtica que nos hizo soñar con el toreo. Aunque lo mejor vino al natural. Lo mejor de la feria hasta el momento esa tanda de naturales dibujados con delicadeza en los que deslizó la tela y la embestida del de Alcurrucén. Fue extraordinaria. Sin duda, lo más torero de la tarde y de lo que llevamos de feria. La estocada entera en la cruz puso el broche a una actuación en la que volvió a destapar la fragancia andaluza en esencia. Oreja y fuerte petición de la segunda. Antes con el que abrió plaza poco pudo hacer Curro. Se desmonteró José Manuel Montolíu tras parear con torería y exposición y después en el trasteo de muleta su matador lo intentó todo por lograr un triunfo. No puso ser. El toro se quedó corto, parado y agarrado al piso. Resultó imposible lucirse.

Completó cartel el madrileño Alberto Aguilar. No tuvo suerte en el lote y poco pudo hacer con los menos buenos del encierro. Sus dos actuaciones estuvieron presididas por el valor, las ganas, la entrega y el tesón por lograr un triunfo que fue imposible. Con el tercero lo más destacado fue el recibo de rodillas toreando por largas cambiadas. Después lo intentó -sin suerte- por ambos pitones, peleándose con el toro hasta firmar un trasteo muy largo pero sin lucimiento ni fondo. Se la jugó con éste, de igual modo a como se la jugó con el que cerró plaza. Éste último fue más complicado aún, que el anterior. Violento, incierto, con un viaje muy corto, ante él, el torero solo pudo exponerse hasta resultar volteado sin consecuencias. No cortó trofeos Alberto Aguilar pero dejó muy a las claras que vino a puntuar en una plaza que se la da bien. Esta tarde, lamentablemente, la suerte le volvió la espalda.

Firmado: Alfonso Sanfelíu
Fotografía: Paco Ferrís